Un día entre los días, un día más, como el Sol y la Luna. Una historia como otras historias, cual Sherezada ante el Sultán que debe entretener, transformar y seducir para salvar su vida. Así transcurre la tomadura de pelo de los diarios y telediarios que reportan cada día la situación creada por el Virus expandido por los Mandarines chinos sobre medio mundo; un Virus con poder similar al Genio de la lámpara de Las mil y una noches, presente en cualquier sitio y capaz de matar, esconderse, resurgir, amedrentar o perdonarle la vida a quienes obedecen y no salen de casa, no besan, no abrazan, no aman, no beben…
Así anda el Planeta Tierra desde principios de 2020. Un Virus como una sombra, enérgico como Aladino. Un Virus hegemónico para hilar y dejarse llevar por el rodillo de las instituciones sanitarias y los medios de comunicación. Un Cuento Chino para mirar desde la distancia y abolir empatías. La Guerra por otros medios. El miedo al Virus y la esperanza del Antivirus, la salud como arma que nos deja sin alma, cual zombis.
Imaginen
que cayeran todas las redes sociales y los diarios y telediarios durante dos
semanas. ¿Sería el fin del Virus Chino, el adiós al Control Sanitario o el
Principio del Apocalipsis Now?
Un
día entre los días. Un cuento entre los cuentos. Un experimento social. Otra Distopía
racional. Pero aún quedan mentes lúcidas
como el publicista y escritor español Paco Segarra quien pregunta y alega:
¿Desde
cuándo la salud es un valor absoluto?
El hombre mata y muere por ideas que le mueven a ello. Pinta, escribe, esculpe, graba, viaja, descubre, explora… jugándose la salud y la vida. Ama, llora, ríe, abraza, sin importarle la salud…”
Cartas del diablo a su sobrino, de C.S. Lewis, 1942
El consejo de un viejo Diablo a uno más joven es uno de los libros de ficción del escritor y profesor anglo irlandés Clive Staples Lewis (Belfast, 1898-Oxfort 1963), autor de la célebre heptalogia Las crónicas de Narnia –El león, la bruja y el armario, El príncipe Caspian, La travesía del Viajero del Alba, La silla de plata, El caballo y su niño, El sobrino del mago y La última batalla-, escritas entre 1950 y 1956 y adaptadas a la radio, la televisión y el cine.
Las cartas del diablo a su sobrino es una obra satírico epistolar que incluye 31 cartas del anciano diablo Escrutopo a su sobrino Orugario. La trama es una apología cristiana en la cual el prosista imagina el infierno del siglo XX como una burocracia eficiente y orgullosa que hace el mal lo mejor posible. Se desarrolla en Londres a principios de la Segunda Guerra Mundial y aborda todos los males humanos, incluida la indolencia, la desidia y el miedo.
Como el propósito de esta nota no es reseñar las novelas y ensayos del genial C.S Lewis cuyos libros es posible adquirir, transcribo un fragmento del Consejo de un viejo diablo a un diablo más joven. Disfruten y asocien la aguda visión de este escritor, aún vigente.
“El
joven diablo:
¿Cómo
lograste enviar tantas almas al infierno?
El
viejo diablo: ¡A través del miedo!
El
joven diablo: ¡Bien hecho!
¿Por
qué tenían miedo? ¿Guerra? ¿Hambruna?
El
viejo diablo: ¡No! ¡De una enfermedad!
El
joven diablo: ¿Cómo se enfermaron? ¿Se estaban muriendo? ¿No hubo cura?
El
viejo diablo: …Se enfermaron, murieron. Aunque si hubo cura…
El
joven diablo: No entiendo…
El
viejo diablo: ¡Pensaban erróneamente que lo único que tenían que librar a toda costa
era la VIDA. Dejaron de abrazarse, de saludarse. Se alejaron más y más el uno
del otro! Renunciaron a todo contacto humano, y a todo lo que es humano. Luego
perdieron sus trabajos y se quedaron sin dinero. Pero siempre optaron por temer
por sus vidas. Incluso ni siquiera tenían pan en la mesa. Creían todo lo que
escuchaban, leían periódicos y creían ciegamente todo lo que leían.
Lentamente
renunciaron a su libertad. Nunca salieron de casa. Ya no fueron a ninguna
parte. Ni los familiares ni los amigos se visitaban. El mundo se convirtió
lentamente en un gran campo de concentración con prisioneros voluntarios. ¡Aceptaron
todo! Solo para sobrevivir a otro día miserable. Murieron poco a poco día con
día.
Fue bastante fácil llevarse sus miserables almas…”
Al pie de las murallas el aire tartamudo desliza sus sirenas, plata mansa sin hoy mana sus lunares entre lunas cansadas sin balcones. ¿Qué será, qué será? Bajo el arco y pestañas, la tarde, -codorniz de Ceilán- rompe en flechas sus colores. Descuidas las islas pie ligero y concha reciente, de sonrisas y flautas, sobre faldas tan lindas pasajeros con cintas y mañanas redondas! Verdinegros incógnitos los celos de la noche ¿Qué será, qué será? El alfiler del rocío redobles del aire tierno, se extingue en ay, ay, ay, ay. La sorpresa de la rosa en el agua, vida entre vidas, la rechazan las olas con heridas sin gritos. Las estrellas se mecen al compás que no existe del agua amanecida, y así puede mecer a los niños de Arabia, con heridas y gritos. Y loca entre balcones la tarde recurvando, empina entre algodones su voz que ni se escucha perdida entre latidos: ¿Qué será, qué será?
En
un video sobre el Día Antifascista, organizado por EH BILDU -representantes de
ETA- y Podemos en Bilbao o Álava, predominan la bandera vasca -ikurriña- y el blasón
rojo con la hoz y el martillo, así como retratos de Stalin, homenajeado por la
Brigada Stalin que marcha con paso militar y orgullo ideológico. El desfile me
recordó una procesión anterior pro Stalin en Madrid realizada por la Alcaldesa
Manuela Carmena, quien caminó por la capital de España en compañía de Ada
Colau, Alcaldesa de Barcelona, ambas con la imagen del dictador comunista ruso.
No
son extraños los homenajes al déspota soviético en España, pues la maquinaria
ideológica marxista insiste en reescribir y propagar un relato que blanquea a
los socialistas (PSOE), los comunistas -PCE-, los anarquistas y otras fuerzas
que quisieron imponer su programa a la II República Española (1931-1936), lo
cual desató la Guerra Civil (julio de 1936 a abril de 1939), una masacre entre
españoles que devino preámbulo de la II Guerra Mundial (1939-1945) por la
intervención militar de alemanes y rusos a favor de los bandos enfrentados.
Aquella
guerra ha sido descrita en miles de artículos, imágenes, libros y filmes, pero
la guerra cultural por el relato sigue en pie, al menos para los socialistas y
comunistas que presumen de víctimas para excluir a los supuestos herederos del
bando ganador. El tema aburre porque tanto los defensores de la República como los
militares que la derrotaron son un capítulo del pasado. Además, España no
intervino en la Primera ni en la Segunda Guerra Mundial que devastó a Europa y
tuvo consecuencias funestas en otras partes del mundo.
Quienes
rinden homenaje a Stalin conocen y obvian que el autócrata rojo envió a miles
de hombres, tanques y aviones a España para imponer el comunismo y luego acogió
en Rusia a Dolores Ibárruri, Santiago Carrillo y otros líderes marxistas. En su
libro El caso Orlov (editorial
Crítica, 2013) el historiador y ex agente del Servicio Secreto de la URSS revela
que hubo un Consejero militar ruso en España con su Jefe de Estado Mayor, así
como varias operaciones para asesinar al General Francisco Franco.
Según
el Archivo de la Federación Rusa, Stalin envió a España de agosto de 1936 a
enero de 1939 a 648 aviones para bombardear, 347 tanques de guerra, 60
vehículos brindados, 11.000 bombas de aviación, 1.186 piezas de artillería, 340
morteros, 20.486 ametralladoras, 497.813 fusiles, 86 barcos de transporte,
miles de pilotos, tanquistas, especialistas en armas, 600 asesores militares,
espías y traductores. Los soviéticos crearon hasta escuelas de entrenamiento
militar en Madrid, Barcelona, Almansa, Murcia y Albacete.
Por
su parte, el Archivo personal de Nikolai Yezhov, Líder de la NKVD, luego KGB,
ofrece los nombres de jefes, espías y consejeros de Stalin en España. Mientras
en la Confesión del General Krivitsky,
quien huyó de Rusia a los Estados Unidos en 1938, figuran detalles sobre las
órdenes dadas por Stalin a la Policía Secreta para reclutar al espía inglés que
debió asesinar a Franco.
El
General Franco recibió de Alemania e Italia en conjunto 1.500 aviones para
bombardear y otros pertrechos bélicos. “Cada parte envió varios tipos de
aviones para respaldar a su bando en el conflicto. En los combates aéreos sobre
España, le fue bien al reciente caza Bf 109 del diseñador alemán Messerschmitt,
al igual que al Polikarpov 1-16 soviético”.
Hubo, además, Brigadas Internacionales de diversos países que vinieron a combatir y adoctrinar al Bando Republicano a instancia de los partidos comunistas y socialistas controlados por Moscú.
Estos datos, difundidos antes por periodistas y fotógrafos, historiadores, novelistas y cineastas, revelan que exaltar a Stalin es tan nocivo para la convivencia democrática en España como idealizar o denigrar a los protagonistas de los bandos enfrentados en aquella Guerra Civil de principios del siglo XX. Largo Caballero y Dolores Ibárruri, M. Azaña, Negrín o el General Francisco Franco son personajes de otra época, circunstancias e ideas.
Caricatura sobre los líderes políticos de España en 2019.
Separados por la colina ondulante, dos ejércitos enmascarados lanzan interminables aleluyas de combate. El jefe, en su tienda de campaña, interpreta las ancestrales furias de su pueblo. El otro, fijándose en la línea del río, ve su sombra en otro cuerpo, desconociéndose. Las músicas creciendo con la sangre precipitan la marcha hacia la muerte. Los dos ejércitos, como envueltos por las nubes, se adormecen borrando los escarceos temporales. Los dos jefes se han quedado como petrificados. Después cuentan las sombras que huyeron del cuerpo, cuentan los cuerpos que huyeron por el río. Uno de los ejércitos logró mantener unida su sombra con su cuerpo, su cuerpo con la fugacidad del río. El otro fue vencido por un inmenso desierto somnoliento. Su jefe rinde su espada con orgullo.
En octubre de 2011 escribí en Ancla insular sobre las civilizaciones prehispánicas de América, descubierta el 12 de octubre de 1492 por el navegante y cartógrafo Cristóbal Colón. Entonces esbocé datos acerca de la población, los territorios y las predominantes civilizaciones mayas, aztecas e incas cuyas guerras y migraciones contribuyeron al apogeo, la regresión, fusión y/o desaparición de pueblos primigenios -como los olmecas y toltecas- que dejaron vestigios en Yucatán, pese a la expansión del Imperio Azteca desde el lago Texcoco al valle de México, donde sometieron a 371 tribus al pago de impuestos y sacrificios humanos.
Existen cientos de mapas, crónicas, diarios de viajes, libros sobre los territorios, las lenguas y costumbres, las expediciones a islas y penínsulas, los mares descubiertos, las ciudades fundadas, las alianzas y combates, los flujos humanos y el reordenamiento estructural propio del proceso de descubrimiento, conquista y colonización. Sabemos casi todo pero medio milenio después no prevalece el análisis histórico y antropológico, sino el victimismo, la simplificación de hechos complejos y la retórica banal contra protagonistas del pasado.
¿Cómo fue posible conquistar tan vastos dominios en apenas
tres décadas? La respuesta pasa por el mayor nivel de desarrollo de los
europeos, las guerras sostenidas por mayas, aztecas e incas y el estadio
mesolítico de las tribus de Norteamérica y el Caribe, islas que sirvieron de
plataforma a la conquista del continente. En las naves de Colón, además de
hombres audaces, llegaron plantas como el plátano, la caña de azúcar y el café;
aves de corral, ganado vacuno, porcino y caballar, e instrumentos y técnicas
que cambiaron la dieta, el transporte y la minería. Las ideas mercantiles y la
cosmovisión cristiana, la moneda como elemento de cambio, la rueda y la
carreta, el telar, la brújula y el astrolabio, el uso del acero y las armas de
fuego, la escritura y luego la imprenta conectaron con Europa a pueblos de
América que desconocían el hierro y los instrumentos de precisión, pero
construyeron ciudades asombrosas con centros ceremoniales, calzadas, plazas y
enormes esculturas, además del calendario solar de 365 días.
Si de conquistas se trata recordemos que el Imperio de los Incas,
cuyo centro era la ciudad del Cuzco, se formó a partir de 1150 a.n.e sobre
civilizaciones anteriores ubicadas en las márgenes del lago Titicaca. A pesar
del entorno andino, el “pueblo del Sol” conquistó 4888 kilómetros e impuso su control
económico, político y social basado en una religión de estado que momificaba a
sus funcionarios, no dividía la riqueza, exigía pago de tributos, organizaba la
fuerza de trabajo e implantó la lengua quechua a los territorios sojuzgados.
Carecieron de escritura pero usaron los quipus como medio de cómputo y canalizaron
los ríos, construyeron templos, puentes, caminos, fortalezas y perfeccionaron
la orfebrería. La lucha por el poder entre los hermanos Huáscar y Atahualpa,
sucesores del Inca Huayna Cápac (1493-1527), favoreció la conquista española en
1532.
Colón, como Hernán Cortés o Fernando Magallanes, fue un hombre del Renacimiento de Europa, un navegante genovés al servicio del Reino de Castilla. Fue audaz, temerario y ambicioso como muchos personajes de su época y de épocas sucesivas. Gracias a Colón y a los cartógrafos, navegantes, descubridores y conquistadores de España y de Portugal que ensancharon los mares el mundo se triplicó, surgió el mercado mundial y millares de personas cruzaron el mar en busca de oportunidades negadas en Europa, donde finalizaba la Edad Media con el Renacimiento, ese proceso de renovación social, económica y cultural que coincidió con la caída del Imperio Bizantino (1553) y la expulsión de los árabes en España.
La conquista y colonización alteraron costumbres y tradiciones, mitos y ceremonias. Los europeos redistribuyeron la tierra, fundaron iglesias, puertos y ciudades, organizaron la explotación minera, agrícola y mercantil conforme a los intereses de la monarquía hispana -y portuguesa en Brasil-, cuyo monopolio dejó fuera a franceses, ingleses y holandeses, dedicados al corso y la piratería antes de apoderarse de varias islas del Caribe y porciones de Norteamérica.
La colisión entre culturas diversas aportó a Europa productos como el maíz, papa, cacao y tabaco-, además del oro, la plata y otros metales preciosos. Los conquistadores y los colonos impusieron su cultura, religión y formas productivas, pero multiplicaron el mestizaje, trajeron plantas y tecnologías, tradujeron las principales lenguas de América y no anularon al indígena, aún predominante en México, Centroamérica y el sur del continente; no así en el Caribe, diezmados por virus y bacterias foráneas y por enfermedades endémicas previas como la sífilis congénita, el cáncer bucal y el cólera morbo, lo cual determinó la emigración forzosa de de africanos esclavizados, tal vez la consecuencia más horrible de la presencia europea en América, aunque los reyezuelos de África esclavizaban y vendían a sus paisanos como botín de guerra mucho antes de 1492.
Al margen del victimismo programado por ideólogos del siglo XX, la conquista de América por Europa triplicó el mestizaje y la transculturación de pueblos que se insertan en la tradición de Grecia y Roma. Como las expansiones antiguas de Grecia, Egipto, Persia o China, la presencia española y europea alteró el orden socio económico y cultural de las civilizaciones de América, mas no abolió a los nativos quienes se comunican aún en miles de lenguas primigenias y cultivan sus danzas y rituales.
En días de encono programado y hastío político es preferible leer poesía que diarios y telediarios. Leer, por ejemplo, a poetas como José Lezama Lima y Octavio Paz Lozano, dos gigantes de las letras de Hispanoamérica. Leyendo al autor de Muerte de Narciso y Paradiso descubrí el poema que escribió en 1971 a Octavio Paz, el poeta, ensayista y diplomático mexicano, evocado por El laberinto de la soledad, La llama doble y cientos de poemas.
Les dejo el poema del lírico cubano al bardo mexicano y la invitación a leer a estos creadores. Es, por supuesto, un poema alusivo a los orígenes de México y la India donde Octavio Paz ejerció como Embajador .
José Lezama Lima, poeta, narrador y ensayista cubano
En el chisporroteo del remolino el guerrero japonés pregunta por su silencio, le responden, en el descenso a los infiernos, los huesos orinados con sangre de la furiosa divinidad mexicana. El mazapán con las franjas del presagio se iguala con la placenta de la vaca sagrada.
El Pabellón de la vacuidad oprime una brisa alta y la convierte en un caracol sangriento. En Río el carnaval tira de la soga y aparecemos en la sala recién iluminada. En la Isla de San Luis la conversación, serpiente que penetra en el costado como la lanza, hace visible las farolas de la ciudad tibetana y llueve, como un árbol, en los oídos.
El murciélago trinitario, extraño sosiego en la tau insular, con su bigote lindo humeando. Todo aquí y allí en acecho.
Es el ciervo que ve en las respuestas del río a la sierpe, el deslizarse naturaleza con escamas que convocan el ritmo inaugural. Nombrar y hacer el nombre en la ceguera palpatoria. La voz ordenando con la máscara a los reyes de Grecia, la sangre que no se acostumbra a la tenaza nocturnal y vuelve a la primigenia esfera en remolino.
El sacerdote, dormido en la terraza, despierta en cada palabra que flecha a la perdiz caída en su espejo de metal. El movimiento de la palabra en el instante del desprendimiento que comienza a desfilar en la cantidad resistente, en la posible ciudad creada para los moradores increados, pero ya respirantes. Las danzas llegaron con sus disfraces al centro del bosque, pero ya el fuego había desarraigado el horizonte.
La ciudad dormida evapora su lenguaje, el incendio rodaba como agua por los peldaños de los brazos. La nueva ordenanza indescifrable levantó la cabeza del náufrago que hablaba. Sólo el incendio espejeaba el tamaño silencioso del naufragio.
Octavio Paz Lozano, poeta, ensayista y diplomático mexicano
Un
amigo que es profesor en una universidad de Toronto me comenta que es difícil
ejercer la docencia en Canadá por la “corrección política” y la “infantilización
social”, hay que cuidarse al explicar, evitar frases u ordenar deberes que los
discípulos crean excesivos o irreverentes a su peculiar sensibilidad. Te pueden
acusar de despótico, soberbio, xenófobo, machista o de no tener en cuenta los
límites cognitivos de algunos. Y agrega: lo mismo sucede con ingenieros y
licenciados que para competir en el mercado académico necesitan hacer el Máster
o el Doctorado, títulos que bajan el nivel por la permisibilidad previa y por
el “derecho a ser científico” sin imaginar que requiere, además de talento,
estudios, constancia y demostraciones.
Recuerdo
lo expresado por el profesor canadiense tras leer que la Ministra de Educación
de España exige a las autoridades docentes regionales que pasen de grado a los
estudiantes que no aprueben las asignaturas. La ministra apuesta por la
igualdad, el derecho a la educación, el multiculturalismo, etc.
Los
derechos dependen de recursos y de la intervención de los poderes públicos. Derechos
y deberes marchan juntos, estudiar es un derecho que aseguran los gobiernos en
varios niveles de enseñanza, en los Estados Unidos o Canadá, por ejemplo, hay
educación pública, becas, subsidios. Mas la gratuidad no debe ser base de
chantaje emocional para crear dependencia -ni del Estado sobre las personas ni
de los estudiantes sobre los profesores-.
Ni
el infantilismo social ni el populismo político garantiza que un mediocre o un
inteligente sin interés cursen con éxito una ingeniería o una licenciatura.
¿Cómo graduarse de ingeniero, médico, abogado o filólogo sin asistir a clases,
leer, participar en los seminarios y aprobar los ejercicios asignados? No es
sensato aspirar a ser Máster o Doctor con limitaciones cognitivas. Otra cosa es
frivolizar la enseñanza, plagiar o crear una sociedad de analfabetos con
títulos.
Tras revisar la galerada recibí y aprobé la portada y la contraportada de Isla azul sobre fondo rojo. Escritores cubanos del siglo XX. El libro está listo para la imprenta, creo que saldrá al mercado editorial en octubre o noviembre, ya es hora pues salía en primavera pero con las medidas adoptadas por el VirusChino se pospuso, como tantas cosas que limitan la libertad y movilidad ciudadana y se cargan la cultura.
Isla azul sobre fondo rojo es un producto estético. Les dejo la portada, la nota de contraportada y la invitación a comprarlo y leerlo. Solo tiene 173 páginas y carece de citas al pie y pedantería intelectual.